Sunday, April 21, 2013

Prueba: Nissan Frontier AX 2.5 DI - Diésel 4x2 Doble-cabina

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El día de hoy les traigo la prueba de una camioneta que se ha convertido en una de las más populares en nuestro mercado, una excelente calidad, robustez y un precio accesible por su llegada de México (país con el que Colombia tiene tratado de libre comercio o TLC).

La Nissan Frontier NP300 es la segunda generación de este vehículo, se vende actualmente en muchos países, donde convive comercialmente con la Frontier de tercera generación llamada Navara; en nuestro mercado también se ofrecía la versión Japonesa, llamada internamente D22, con un motor 3.0 diésel sin Intercooler, pero esta será otra historia.

La prueba comienza en las afueras de Bogotá más específicamente unos kilómetros adelante del peaje que hay en la vía a Medellín, es viernes en la noche y el tráfico por la calle 80 ya ha comenzado a cesar, así que puedo disfrutar de una conducción relajada por una vía en muy buen estado, bajo estas condiciones la camioneta se siente estable y silenciosa, la iluminación es muy buena con un haz de luz que ofrece bastante profundidad, el ruido del viento no es mucho pero lo suficiente para silenciar al motor y con los vidrios arriba apenas se siente.


El motor de la unidad de pruebas es el Nissan YD25DDTi, se trata de un cuatro cilindros de 2.5 litros con 16 válvulas, turbo e intercooler(interenfriador de tipo aire-aire), tiene inyección directa por riel común (Common Rail) y entrega 131 caballos a 3600 rpm con 31 [Kgm] de par-motor a 2000 rpm. 

Este motor no es excesivamente ruidoso pero tampoco es de los más silenciosos de la gama, por poner un ejemplo es mucho más silencioso que el motor diésel de la Chevrolet Luv D-Max pero no tan silencioso como el 2.0 TDI de la Volkswagen Amarok. En cuanto a la respuesta, a la altura de Bogotá lo hace muy bien entre 2000 y 3500 rpm, sobre todo a cargas parciales del acelerador (digamos a medio acelerador), después de 3500 rpm se comienza a quedar sin "aliento", esto es algo común en la mayoría de motores diésel, no se gana mucho con llevar el motor al régimen máximo de revoluciones como sí pasa con un motor a gasolina.

Entrados ya a las vías de Bogotá podemos comprobar algunos detalles que son inherentes a este tipo de vehículos, por ejemplo, gracias al gran perfil de la llanta, pasar por los reductores de velocidad es algo que se hace con mucha comodidad, lo mismo sucede con las irregularidades del camino que no hagan trabajar demasiado a la suspensión como desperfectos leves del pavimento o juntas de dilatación. 

Sin embargo cuando uno se encuentra con un hueco, la suspensión es bastante rígida y dura, la parte de atrás tiende a saltar bastante (sobre todo cuando no se lleva carga), en sí se podría decir que es un vehículo duro, muy similar a la sensación que transmite una Toyota Hilux, como referencia en ese aspecto me parece que una Mazda BT-50 y una Nissan Navara son más suaves en cuanto a suspensión.

Después de más de una hora de viaje llego a mi destino, donde voy a estacionar la camioneta para que pase la noche, no es un parqueadero muy amplio y acá me doy cuenta que el radio de giro es bastante amplio y se necesitan bastantes intentos más que cuando voy a estacionar mi Racer, obviamente los cinco metros de longitud que tiene la Frontier no son nada despreciables y pasan factura en nuestros pequeños parqueaderos; aunque la visibilidad es buena no es un vehículo fácil de estacionar, supongo que todo es práctica.

Al otro día salgo a las 8 am hacia las afueras de Bogotá por la autopista norte, sin embargo el tráfico del sábado ya ha comenzado a aparecer y es momento de probar la camioneta en uno de los ambientes donde más se va a encontrar: tráfico citadino

Aquí el aire acondicionado se muestra muy eficiente, la buena visibilidad que ofrece por su mayor altura al piso es una ventaja y el motor se siente bastante elástico. Sin embargo el tacto de la palanca de cambios es bastante impreciso y se siente bastante como un vehículo de trabajo más que como el de un SUV (que a fin de cuentas no lo es). Como contraparte el motor tiene tanto torque que no hay que recurrir mucho a los cambios. 

Llegados al lugar donde voy a cargar la camioneta hay un pequeño tramo de vía sin pavimentar, unos cuantos metros pero lo suficiente para confirmar mis impresiones iniciales, las llantas de la Frontier absorben muy bien irregularidades pequeñas como piedras y juntas de dilatación, pero cuando se trata de un desnivel más profundo se comporta de una manera un poco tosca y seca.

Cargamos la camioneta con unos 200 Kilogramos de perfiles de acero inoxidable, los ajustamos bien y salimos de nuevo hacia el tráfico citadino, ahora la camioneta se siente ligeramente menos brusca, obviamente estamos lejos de copar su capacidad máxima de carga que según el fabricante es de 910 Kg (¡Podría cargar con un Chevrolet Spark GT en el platón si cupiera!).


Las dimensiones del platón son de 139 cm de ancho, 139,5 cm de longitud y 43.5 cm de altura, suficientes para llevar media lámina de MDF de tamaño estándar.


Ahora me dirijo por la Autopista Norte en sentido norte-sur, el tráfico está bastante denso y me quedan muchos kilómetros por recorrer, sin embargo le voy cogiendo bastante gusto a manejar la camioneta, es un vehículo que incita a conducirlo suavemente y de forma relajada, su consumo de combustible es muy contenido (las ventajas del diésel), me doy cuenta que a pesar del tráfico los consumos no se disparan.

Llegados al final de la prueba hay un último punto del que quisieras hablarles: se trata de las camionetas de "contrato"; para quienes nos leen desde otras partes del mundo les explico de qué se trata esto, acá en Colombia las empresas petroleras prefieren no tener una flota de vehículos propios con sus respectivos costes de mantenimiento y depreciación, sino que realizan contratos con empresas y particulares para alquilar estas camionetas, las cuales generalmente deben tener ciertas características (sin llegar a ser una norma):

Motor diésel, tracción en las 4 ruedas, doble airbag, frenos con antibloqueo de frenos o ABS, aire acondicionado, barra contra vuelco, cubreplatón, todas estas características están disponibles en la Frontier (aunque no en la unidad probada), por eso y por su calidad ha sido bastante usada en este tipo de negocio; de las pocas quejas que su servidor ha escuchado al conversar con las personas que usan las Frontier es es espacio en la parte de atrás que aunque no es pequeño es apenas adecuado para un adulto de talla promedio (recordemos que según una tabla antropométrica de la Universidad Industrial de Santander, acá en Colombia el percentil 50 para estatura masculina es de 172 cm).

La mayoría de estos vehículos de "contrato" son llevados a áreas rurales donde la calidad del diésel o ACPM no es la mejor, por eso Nissan ha tomado medidas preventivas que no tienen otros fabricantes y ha puesto una barrera triple de filtrado al combustible que llega a los inyectores, se trata de dos filtros y una "trampa" para evitar que llegue agua al sistema, con esto se garantiza una excelente protección a partes costosas del motor como son los inyectores.

Cada cierto kilometraje es necesario retirar el exceso de agua de la "trampa", esta se encuentra detrás de la persiana y adelante del radiador, basta con tener el motor apagado y frío, dar vuelta a la tapa que se muestra en la siguiente imagen y dejar salir el agua hasta que salga ACPM. Luego nos aseguramos de cerrar bien la tapa y listo.


Como conclusión la Nissan Frontier es una excelente opción para quien quiera un vehículo de trabajo, robusto, confiable y con consumos contenidos sin necesidad de pagar un precio excesivamente alto, pero sacrificando un poco la comodidad, el tacto de la palanca de cambios y el espacio en los puestos de atrás.