Monday, September 3, 2018

Sertorio, rebelde con causa ( 11ª parte) ; Iberia-Hispania.(VI )

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Viene de aquí:


  Antes de la llegada de Sertorio a Hispania, controlaba la península (y parte de la Galia Transalpina) Cayo Valerio Flaco Los seguidores populares de Mario no confiaban demasiado en la fidelidad de Valerio Flaco a Cayo Mario, una cuestión importante ya que Valerio Flaco lideraba el ejercito de veteranos legionarios que de una u otra manera se ocupaba de los asuntos militares en Hispania.


  Las dudas de los seguidores de Mario sobre el cónsul Valerio seguramente se hubieran visto confirmadas si hubieran sabido que uno de sus más odiados enemigos,el lider optimate Marco Licinio Craso, se encontraba oculto en Hispania ,seguramente  bajo la protección del propio Valerio Flaco.


  Para los seguidores de Mario las buenas noticias eran que, dada la situación de  guerra civil en Roma, nadie se había preocupado de relevar de  su mando a Valerio Flaco, que llevaba ya siete años como procónsul y gobernador de  Hispania , desde el año 93 a.c.

  Denario en honor  a Cayo Valerio Flaco,acuñado en Massilia en el 85 a.c.,aprox.En el anverso,el busto de la Victoria, y en el reverso,el aguila legionaria flanqueada por estandartes.
  El cónsul Valerio Flaco trataba de mantenerse entre dos fuegos,aparentemente sirviendo a la causa de Cayo Mario, pero dispuesto a rendirse a Sila si era necesario.Las dos provincias que gobernaba (la Citerior y la Ulterior) serian una excelente moneda de cambio si tenía que negociar su libertad o su vida.


  La entrada de Sertorio en Hispania no estuvo exenta de problemas con los lugareños. Cuando trataba de cruzar los Pirineos (quizas por el Col de Panissars,en donde se cruzaban la Via Augusta y la Via Domicia,por donde cuenta la leyenda que Anibal y sus elefantes cruzaron los Pirineos en direccion a  Italia ), un grupo de  barbaros le exigió el pago de un tributo para permitirle el paso:


  “Sobrecogiéronle malos temporales en países montañosos, y tuvo que comprar de los bárbaros, a costa de subsidios y remuneraciones, que le dejaran continuar el camino. Incomodábanse los suyos y le decían no ser digno de un procónsul romano pagar tributo a unos bárbaros despreciables; mas él, no poniendo atención en lo que a éstos les parecía una vergüenza”




  Sertorio había sido designado propretor de la Hispania Citerior a principios del año 83 a.c., permitiéndosele además reclutar un ejercito en Etruria. Tras las diferentes y sangrientas fases de la guerra civil en Roma no debían quedar muchos nobles capacitados para dirigir una provincia, y los pocos hombreas capacitados que aun seguían con vida seguían matándose unos a otros en Italia.Permitiendole reclutar un ejercito en Etruria, a Sertorio se le daba la posibilidad de arrebatar de manos de Cayo Valerio Flaco todo el territorio hispánico que pudiera.


  Sertorio llevaba consigo un ejercito de 15.000 etruscos, pero sabia donde encontrar mas soldados. Fue directamente en busca de los celtiberos, que no habían olvidado las masacres romanas en Numancia y otros lugares.


  Dada la incompetencia manifiesta de los anteriores gobernadores romanos de Hispania, seguramente no seria fácil para Sertorio convencer y lograr unir a los jefes guerreros de las diferentes tribus celtiberas. Plutarco lo explica:


 “Halló en ella [en Hispania] una juventud floreciente en el número y en la edad; pero como la viese mal dispuesta a sujetarse a toda especie de mando, a causa de la codicia y malos tratamientos de los Pretores que les habían cabido, con la afabilidad se atrajo a los más principales, y con el alivio de los tributos a la muchedumbre;”




  Es decir, para ganarse el favor de los hispanos, Sertorio bajo los impuestos. Bien podía hacerlo, ya que desde el primer momento de su llegada a Hispania trató por todos los medios de no enviar absolutamente ninguna riqueza desde Hispania a Roma.Cuando fue requerido por el senado a reanudar el envío de mercancías y minerales, Sertorio se excusó aduciendo que, dado que la guerra civil continuaba en Italia, no iba a enviar nada que pudiera caer en manos de sus enemigos (aunque no dijo cuales eran esos enemigos ).


  Sertorio reclutó para su ejercito  a todos los ciudadanos romanos  en edad militar que se encontraban en Hispania, y ordenó la construccion de  maquinas de guerra y trirremes. Cambió la costumbre militar romana de alojar a los soldados en el interior de las ciudades, colocando sus campamentos en el exterior, algo que agradecieron los ciudadanos hispanos, acostumbrados a sufrir los abusos de los soldados romanos en sus ciudades.

 Tiermes,ciudad celtibera.


  Sertorio estaba seguro de una cosa; no iba a tardar demasiado en probar sus tropas. No contra  las tribus hispanas, sino contra los silanos, que tras vencer en la guerra civil  en Italia no iban a  permitir que otras partes  de la republica permanecieran en manos de los seguidores de Cayo Mario.


  Los habitantes de Hispania no habían disfrutado excesivamente la experiencia de ser gobernados por Roma. Con Sertorio al mando, parecía que la situación había cambiado, y el romano parecía haber empezado su gobierno en Hispania ocupándose del interés de sus habitantes.


  Pero, aunque ni lusitanos ni celtiberos iban a rebelarse contra Sertorio, tampoco iban a  ponerse de lado de alguna de las partes de una guerra civil romana, algo que era un asunto romano exclusivamente.Tambien había cierto número de romanos en Hispania, sobre todo comerciantes, que veían reducirse sus beneficios economicos a  causa de la guerra civil, y, aunque no tenían mucho aprecio por Sila, le temían.


  La población romana de la península ibérica era en aquellos días de unos 15.000 hombres. Apenas había mujeres o niños “romanos”, ya que Hispania seguía siendo tierra de frontera,  y los recién llegados en busca de fama y fortuna no llevaban sus familias como  si lo hacian los colonos.


  Un grupo de romanos recién llegados  de Italia llevaron a Sertorio   las ultimas noticias de la guerra .Sila estaba demostrando su tremenda capacidad como líder militar, y su extraordinaria capacidad como líder homicida.

  La guerra civil había llegado a su culmen en noviembre del año 82 a.c., en las cercanías de la Puerta Collina de la ciudad de Roma.Alli, una coalición de seguidores populares de Cayo Mario (el Joven)  combinada con guerreros samnitas y lucanos se iba a enfrentar a lo mejor del ejercito de Sila para tratar de impedir lo que parecia inevitable; la victoria de los aristócratas en la guerra civil.

  
  Estuvieron a punto de conseguirlo. Mario el joven había atraído la atención de Sila hacia la ciudad de Praenestae, que había quedado bajo asedio de los silanos.


  Pero otro ejercito de los populares, en vez da acudir al rescate de Mario el Joven, giraron y se dirigieron directamente sobre Roma, que estaba en manos de los seguidores de Sila.


  Sila apenas tuvo tiempo para abandonar el asedio a Praenestae y marchar hacia Roma a galope tendido, consiguiendo mantener la ciudad en su poder.Pero aun tenía que enfrentarse a un ejercito de 70.000 samnitas,lucanos y los veteranos legionarios de Cayo Mario.


  La batalla muy pronto se puso de parte de los atacantes. Y Sila percibió el peligro cuando su flanco izquierdo fue derrotado y huyo hacia la Puerta Collina . Estaba a punto de  ser derrotado cuando recibió un mensaje de Marco Licinio Craso (recién llegado de Hispania adonde había huido de los que querían asesinarle por su lealtad al optimate Sila).

  
 La llegada de Sertorio a Hispania había obligado  a muchos de los optimates allí huidos a volver a Italia, convirtiéndose en comandantes del ejercito silano (Metelo Pio, Lucrecio Ofella, etc).


  Licinio Craso tenía el mando del flanco derecho silano, y había derrotado  al flanco izquierdo enemigo. Envió un mensaje a Sila ofreciéndole ayuda. Poco a poco cambió el curso de la batalla.Los samnitas se defendieron hasta el final, pero a la mañana siguiente a la batalla, Sila era ya el amo absoluto de toda Roma. Se presentó ante el senado y  se autonombró dictador.Su primera mediada fue anunciar la creación de una  lista de proscritos, que debían ser ejecutados donde y cuando se les localizara. Mientras los senadores escuchaban las palabras de Sila, cerca de allí se oían los gritos de más de 6.000 prisioneros que estaban siendo ejecutados.


  Cuando las noticias de lo que había pasado en Roma llegaron a oídos de Sertorio, sabia cual iba a ser el siguiente movimiento de  Sila, y se preparó para la defensa.